Presente en cada esquina de Puebla, la historia del camote resguarda una inmensidad gastronómica en todo su sabor. Este dulce carga en sus espaldas el ser la identidad culinaria de todo un estado y sus habitantes. A pesar de su consumo internacional, su adaptación poblanadestaca entre sus decenas de degustaciones.
Historia de sabor
El camote habita dentro de los puestos dulceros de las calles poblanas. Vive en el picante y divertido lenguaje del mexicano así como el campo azteca y en las manos de las personas que preparan su excéntrico sabor.
La palabra camote proviene del náhuatl “camohtli”. Pertenece a la familia Convolvulaceae y tiene cerca de 600 especies distribuidas en todo el mundo. Es un tubérculo cultivado desde hace más de 8 mil años en el continente americano. Debido a su naturaleza robusta y amplia adaptabilidad se multiplicó rápidamente en Asía, África así como América.
Se cree que el camote llegó a Puebla cerca del siglo XVII. Sin embargo la leyenda más difundida para ubicar su origen se remonta a la etapa virreinal donde los conventos formaban parte activa de la sociedad. El Convento de Santa Clara es señalado como el sitio donde dio inicio la historia del camote.
Una monja dejó un cazo en el fuego lista para preparar los alimentos. Un niño quiso jugarle una broma y colocó un camote junto a una cantidad considerable de azúcar. Los revolvió hasta formar una pasta que fuera difícil de remover. Al darse cuenta, la monja decidió probar la extraña masa y descubrió lo bien que sabía.
Las historias en torno al camote aumentan su fascinación y misterio en todo México haciéndolo más delicioso. La dulce patata es hoy en día el séptimo cultivo más importante del mundo. Más de 133 millones de toneladas se producen en todo el mundo cada año en tanto China se ha convertido en el mayor exportador.
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