DULCE DE PEPITA

El dulce de pepita comenzó a elaborarse desde los tiempos de la Colonia española en México. Se dice que frutos secos como almendras, avellanas y pepitas de calabaza se importaban desde la península ibérica (Castro y González, 2001). Hasta hoy es una de las golosinas más versátiles y vendidas en la población. La pepita es parte también de otros dulces, funciona como un complemento en dulces de amaranto o cacahuate en las famosas palanquetas.
La presentación de estos dulces artesanales depende, en buena medida, de sus creadores. Incluso se pueden hacer bajo la forma pedida por el cliente, con suficiente tiempo de anticipación.

Para la elaboración del dulce de pepita, ésta debe ser pelada y cocida. Ya que se hace en grandes cantidades, puede tomar hasta 15 días elaborar el dulce en sí.  En los productores locales del Estado de México la elaboración de los dulces es una actividad económica familiar. En ella participan desde los más jóvenes, como nietos y sobrinos, hasta los abuelos. En la vendimia en ferias, tianguis y en los portales de participa, de igual forma, toda la familia.

Los costos del dulce de pepita suelen ser accesibles para todo el  público y hay para todos los bolsillos y gustos. Las presentaciones más pequeñas suelen costar 15 pesos, una barra de 70 g, y hasta 150 pesos las figuras más elaborados que pueden pesar hasta 300 g.